domingo, 16 de mayo de 2010

Catulo


Vivamos, pues, y amemos, Lesbia mía,
los rumores severos de los viejos
en nada todos juntos estimemos.

Pueden soles perecer y retornar
mas a nosotros apenas nuestra breve luz declina,
llega el dormir eterna noche.

Mil besos dame, y luego otros cien,
y además otros mil, y otra vez cien,
y mil más todavía y luego otros cien...

Y después, cuando sumemos muchos miles,
perdamos la cuenta y no sepamos,
que no pueda echarnos mal de ojo algún malvado,
al saber que son tantos nuestros besos.

Carmina, V

Cayo Valerio Catulo

(Verona, 87 a.C. - Roma, 54 a.C.)

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